lunes, 21 de mayo de 2012

Los caminos de Novalis son inescrutables

Llevo exactamente dos poemas leídos y no dejo de estar maravillado por el reto que me suponen. Habitualmente, penetro, a mi manera, en los poemas (exceptuando a Eliot, donde no penetro ni con cuchillo de Albacete) con cierta celeridad, a veces muy rápido. No es el caso. Ciertamente, desconozco si es un problema de traducción, dada mi inexperiencia con el idioma germano. Intuyo que sí porque a través de la intuición misma (valga la redundancia) percibo los versos como un trabajo bien hecho y construido (la traducción muy trabajada) aunque las labores antetiores de Antonio Pau no me hayan acabado de satisfacer (he de decir que yo no lo haría mejor, seguramente).
Centrándonos de nuevo en los enigmáticos poemas me parecen de una profundidad excelsa, no sólo como testamento vital, sino como ejercicio espiritual depurado, incluso, de la propia religiosidad. Aunque nunca me ha parecido un autor que se entretuviera con la liturgia u otros elementos disonantes en acorde la armonía mística.
Del misticismo se ha hablado mucho y mejor de lo que yo pueda hacer, simple y llanamente, desde mi desconocimiento, pero quiero destacar la mística de Novalis como la que se aleja del cuerpo y el alma y se acerca a una entelequia natural en el yo que lo abraza todo. Asimismo, el verso: "Feliz quien se ha hecho sabio y ha dejado su obsesión por el mundo," me parece sublime e intocable.
El camino de anhelo es largo y no exiguo de dolor. La escasez es la razón por la que desaparece el ente anhelado, el alumbramiento. Agradecer la búsqueda y no la consecuencia.
Seguiré leyéndolo, espero vuestros comentarios, se que los tenéis, quiero abrir debate sobre estos poemas de Novalis). ¡Gracias artelectores!

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